Imaginemos una persona acostada

Música para un post del 25 de agosto de 2003.

(19 de marzo de 2007: mezcla nueva, con algunos retoques menores. Agrego la letra, cortada en “versos”.)

Imaginemos una persona acostada
sobre una superficie de vidrio lisa,
sin nada de donde agarrarse,
y que esa superficie, al principio horizontal,
se inclina lentamente.
¿A cuántos grados empieza la persona a resbalar?
¿Qué inclinación es necesaria para que la persona caiga?
¿Y si el vidrio está mojado?
¿Si está frío?
¿O caliente?
¿Si la persona se quita los zapatos,
si se quita las medias?
¿Y si está desnuda,
o abrigada para la Antártida,
o si tiene guantes?
¿Y si es un hombre viejo,
o un niño,
o una mujer embarazada?
¿Si es alguien que no tiene nada que perder en la vida?
¿Si es alguien que todo lo espera del futuro?
¿Si es alguien que duerme,
o dormita,
o está bajo los efectos de un sedante?
¿Si es un deportista sudoroso,
o si sólo le sudan las palmas de las manos?
¿Si tiene todos los dientes,
o ninguno?
¿Y si por debajo del vidrio
sólo hay un precipicio de quinientos metros?

Author: Eduardo Abel Gimenez

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