Cinco centavos

[18/3/2003]

Tengo frente a mí una moneda de cinco centavos de 1994. Cuanto más la miro más difícil me resulta entender qué significa. Es como repetir una palabra hasta desnudarla, sobre todo una palabra de las que tienen forma rara como por ejemplo “croquis”: croquis croquis croquis croquis croquis croquis croquis croquis croquis croquis y uno empieza a dejar de asignarle un significado al conjunto de letras y a fijarse en las letras mismas, o en las contorsiones de la lengua que las pronuncia, o en la reverberación de los sonidos en el cuarto en que uno se encuentra.

La moneda pierde su poco valor con rapidez y a cambio muestra ese cinco tan extraño: la panza que de pronto parece una “c” invertida, pero más la ceja superior asociada a la nariz que es la línea de la izquierda y todo eso encerrando un ojo, y casi hay una cara en el número, una cara en contraluz de la que sólo se ve la mitad, con la muela hinchada.

Alrededor del cinco hay una circunferencia de puntitos. La presbicia me impide verlos uno por uno, así que no los puedo contar, pero ya estoy imaginando métodos para descubrir cuántos son, por ejemplo detectando que ese segmento mínimo que logro distinguir contiene sin duda tres puntitos (dos son pocos, cuatro demasiados), y calculando cuántas veces aparece ese segmento en un cuarto de circunferencia. Así pronto me encuentro suponiendo que en total hay ochenta puntitos, y sé que uno de estos días tendré que contarlos con ayuda de una lupa o algo así.

Media vuelta en el aire, y la cara de la moneda no es una cara sino un sol con largos rayos. Vuelta a contar, o mejor dicho a apostar sobre una cuenta a la que sólo me puedo aproximar cerrando un ojo por completo y el otro a medias. Cuarenta rayos, digo, y ya veré si lo confirmo.

Alrededor del sol dice (aunque me cuesta descifrarlo) REPÚBLICA ARGENTINA y EN UNION Y LIBERTAD. Unión no tiene acento. Buena palabra para repetir al aire hasta matarla: unión unión unión unión unión.

Tengo que dejar la moneda por aquí arriba, entre las cosas del escritorio, hasta que me decida a estudiarla con un criterio más científico. Ahora, de noche, la superan las ganas de irme a dormir.

Author: Eduardo Abel Gimenez

0 thoughts on “Cinco centavos

  1. PRESBICIA??? Eduardo.. tenés edad de presbicia??? AGH!! :O!!
    Por cierto… todos mis besos de por la mañana son asi… brand new 😛
    ese día te habia guardado uno a vos 😉
    Y aquí tenés otro, que supera presbicias, miopias y otras anomalias que no son del corazon:
    MUAH! :*

  2. Lamento desilusionarte de esta forma, Norya, pero sí, tengo edad de presbicia. En fin, nadie es perfecto. Gracias por tu nuevo brand new besito 🙂

  3. bueno… no es para tanto… no tanto como desilucionarme… solo me parecía temprano… que sé yo…
    pero si la presbicia te sirve para ver bonito el mundo, y borrosos los males, y siempre hermoso a tu hijis… no le veo lo desilucionante 🙂
    Y vos? lo ves?

Dejá una respuesta