Número equivocado

Me pasa con el mail lo que hasta hace un tiempo era propio del teléfono: me llegan cosas que no están dirigidas a mí. Mucha gente (mucha) da mi vieja dirección egimenez@gmail.com por error, como si fuera propia. Supongo que es la combinación de un apellido común con una inicial también común, y para colmo con ese servicio que todo el mundo usa.

Guardo esos mensajes en una carpeta llamada “Número equivocado”. (Digo “carpeta” pero quiero decir “categoría”, “etiqueta”, lo que corresponda.) Al momento de escribir esto, la carpeta “Número equivocado” contiene 940 mails, el más reciente de hace tres horas, el más antiguo de octubre de 2013, cuando empecé a coleccionarlos.

(Tengo la dirección “egimenez” configurada para que redireccione a “eagimenez”, también en Gmail, que es la que uso desde hace unos cuantos años. En su momento dejé de usar “egimenez” porque se me acabó el espacio disponible. Poco después Google dio más lugar, pero para entonces la nueva dirección ya estaba diseminada por todas partes.)

“Número equivocado” es un bazar: hay propaganda, pero también mensajes personales, extractos bancarios, recordatorios de turnos en la peluquería. En casos extremos (de molestia, pero también de importancia para el remitente) me ocupo de avisar que no soy quien creen. Pero la mayoría de las veces dejo que las cosas sigan su curso. Cada día, como quien baja a la playa a ver qué abandonó el mar, abro mi mail sabiendo que encontraré cosas que no me estaban destinadas.

Acá van unas muestras recientes de lo que me viene deparando esta marea impensada (borro o tapo lo necesario para no identificar a personas específicas; agrego la fecha y algún comentario para completar el panorama).

(7/9/17) Millones de guaraníes para la empresa electrotécnica de Eduardo Gimenez. Que lamentablemente no soy yo.

 

(7/9/17) Hasta donde sé, como en el BBVA de Paraguay, tampoco tengo cuenta en el BBVA de Cataluña.

 

(25/8/17) Datos de terceros en PicPay. ¿Se referirán a mails de terceros?

 

(18/8/17) Debe ser hermoso que el dentista te salude para el cumpleaños.

 

(16/8/17) De empresa de electricidad francesa de la que no creo ser cliente. Además, la persona que dio mi mail ni siquiera tiene las mismas iniciales que yo.

 

(15/8/17) Al final, Enzo no puso el stand. Lo sé por otro mail, posterior a este.

 

(14/8/17) ¡También a Elsa la saluda el dentista para su cumple! Y encima le aprueba la torta que se va a comer. Otra vida es posible.

 

 

(7/8/17) Lo peor es que en ninguna parte dice qué era el “cuerpo extraño”.

 

(3/8/17) Transparentísimo. ¿Se habrá enterado Evangelina, que nunca recibió este mail?

 

(1/8/17) Inmuebles en Chile. No, tampoco tengo. Me estoy perdiendo demasiadas cosas, creo.

 

(1/8/17) Esto fue una serie de mails en rápida sucesión. Mareva me mandaba por error archivos con novelas pirateadas. Más allá del interés por leer, me preocupó no saber cuándo terminaría, así que en medio de la andanada le avisé del error.

 

(28/7/17) A ver, cuánto te puedo cobrar por dos grúas de 60 toneladas.

 

(27/7/17) Claro, Micaela, porque ahora sí que acertaste con el mail real.
Author: Eduardo Abel Gimenez

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