Categoría: De amigos

Mail de Luisa

[13/5/2002]

¿Qué hago con tanta irrelevancia?, pregunté hace unos días, como introducción a una catastrófica serie de cuestiones sin resolver. Me contesta Luisa Axpe:

Hace ya un tiempo descubrí, no sin ayuda, que a mí me dan más trabajo las cosas que no hago que las que hago. Y sí; cuando todo se acumula en un montón desordenado de obligaciones y problemas como goteras y conflictos y declaraciones juradas y dentistas no visitados y facturas impagas y libros no escritos, el peso se vuelve en contra de las ganas de sacárselo de encima: pesa tanto, que ni para eso podemos movernos. Pero no hay que dejarse engañar. Somos mucho más fuertes de lo que creemos. Siempre se puede encontrar una salida. Hay trucos. Yo suelo ponerlos en práctica, aunque luego de un tiempo los olvido y llega un momento en que me quiero bajar del mundo. Hasta que, mágicamente, vuelvo a recuperar la memoria, y los descubro nuevamente. Algo tan sencillo como, por ejemplo, hacer UNA sola de todas esas cosas. No importa cuál; llega un momento en que todo está en el primer lugar de tu lista de prioridades. Elegí al azar, la que te resulte más fácil. Vas a ver cómo, apenas vuelvas de pedir turno con el oculista, por ejemplo, todas las otras cosas se van a alinear educadamente, una detrás de la otra (no pretendas conocer el lugar de cada una) y van a esperar pacientemente aunque te tomes todo el tiempo necesario para seguir. Automáticamente te vas a sentir mucho más liviano, el mundo se pondrá de color celeste o rosa (según el género) y vas a escuchar una canción de Elton John. Bueno, estas dos últimas sensaciones son optativas.

Hace poco me pasó. Desde febrero debía ir al dentista y al oculista, hacerme una ecografía, un análisis de colesterol y dos chequeos distintos, más adelante llevar a la gata al veterinario y un sinfín de tareas más. Todos los días pensaba “mañana”. Hasta que un día no pensé, fui a pedir turno para la ecografía. Salí del laboratorio con una sensación de euforia, sintiéndome una heroína (la proximidad de “euforia” y “heroína” es una simple coincidencia). Inmediatamente me cambió el humor. Claro, hay algo que no te puedo transmitir: qué me llevó a dar el primer paso. Quizás fue, como te dije antes, haber recuperado la memoria. Ja, como si fuera tan fácil. Si fuera así, escribiría libros de autoayuda. Hace falta un poco de magia. Y para eso, confío en vos. Sólo te pido un favor: no dejes de escribir, en la weblog o como sea. En cuanto al destornillador, qué sé yo, ponelo en el cajón de los cubiertos.

Mail de Andrea

[5/5/2002]

“Cómo me gustaría poder saltar, si no fuera por ese patético desplomarse de bolsa de papas, ese grito, el terror, y la cosa horrible allá en el piso entre los autos”, escribí aquí mismo esta mañana, al final de una crónica. Me contesta Andrea Zablotsky:

“Creo que te lo comenté alguna vez (aunque me jugaría lo que no tengo que, tal como yo, serías incapaz de hacerlo): en Lobos hay un club de paracaidismo donde saltan profesionales y también gente que nunca lo hizo. El sistema se llama tandem y el inexperto se tira atado al profesional, y lo único que tiene que hacer es vivir esa experiencia, mientras el profesional decide el momento para tirarse, maneja la situación, tira del piolín, etc. (El etc. incluye que el paracaidista te apoye desde atrás, cosa que no creo
que se vea muy atractiva para algunos hombres.)

“Estuve allí y lo vi desde el avión (yo iba de colada, haciendo las veces de copiloto, mientras piloteaba ‘mi amigo con derechos’, como lo llama Jorge Varlotta). Era super impresionante cómo enfrentaban el vacío desde el agujero que había dejado la puerta del avión (se la habían sacado para mayor comodidad de los paracaidistas). También fue impresionante las veces que los vi llegar (cuando ya estaba aburrida de dar vueltitas en el avión). Hubo dos que vomitaron a mitad de camino… ¿Te gustaría? (tirarte, no vomitar…)”

Yo sería uno de los que vomitan. Lo bueno sería poder saltar y no caer, ni siquiera en paracaídas.

Mail de Andrea

[4/5/2002]

“Me hubiera gustado [me escribe Andrea Zablotsky] llegar al final de tu narración sobre los gritos de la mujer y enterarme de qué fue lo que le pasó (¿no eran, acaso, gritos de placer?). De todas formas, muchas veces me encontré, después de varios meses (o años), con explicaciones de cosas que me habían hecho quedar con curiosidades parecidas. ¿No te pasó nunca?

“Sin ir más lejos, hace unos tres años, murió el diariero del puesto donde compraba el diario. El puesto estuvo cerrado por duelo un par de días y después volvió a abrir, con otro dueño. Obviamente me dio bastante curiosidad saber qué fue lo que había pasado con este buen hombre, que no era nada viejo. Hace un par de meses nuestro encargado se jubiló y vino otro, que trabajaba en el edificio que daba al puesto de diarios mencionado. Y charlando con él me vengo a enterar que una madrugada el diariero discutió con uno de los propietarios de aquel edificio, éste lo empujó, el diariero resbaló, cayó, se golpeó la cabeza con un extremo del puesto y murió. El propietario en cuestión era familiar de un diputado y estuvo detenido sólo un par de días. La pelea había sido por una deuda impaga.

“Lo que tendrías que hacer es ir por tu barrio charlando sobre los gritos de la otra noche. Una de dos: o te terminan internando en un loquero o terminás encontrando a alguien que te aclare las cosas (quien te dice, a la tipa en cuestión…).

“A mi también me dio gracia el cartel de ‘bienvenidos’ en el negocio de celulares del subte, que está vacío. Me hizo recordar al cartel que una vez vi en una funeraria en una esquina de la calle Gaona, que antes había sido un banco. Decía: DEPOSITOS FUERA DE HORARIO. Tétrico…”

[Yo agregué los links. Y no, todavía no sé por qué gritaba la mujer. Lamentablemente, estoy seguro de que no eran gritos de placer.]

[4/5/2012]

La narración sobre los gritos apareció en el blog el 1° de mayo. También está en MW+X.

Lo del cartel salió en un largo post del 27 de abril. Aquí está en MW+X.

Taché los links originales porque esas viejas páginas cambiaron (no sé bien por qué, ya que traté de conservarlas), y lo que aparece ahora es el archivo completo del mes correspondiente.

Mail de Elvio

[20/4/2002]

Uno de los mejores saludos que recibí en los últimos tiempos:

“Un gran abrazo, Gandalf del hiperespacio (como ves, mantengo intactas mis características y jerga de fan, aunque Tolkien me rompa prolijamente las bolas).”

Me lo mandó Elvio Gandolfo.

Mail de Silvia

[15/4/2002]

Me escribe Silvia Parisi:

“El monstruo dice que los autitos chocadores le hacen acordar a las películas de amor en blanco y negro, donde el mundo se parecía a un parque de diversiones y todo iba para mal, pero en ese momento nadie lo sabía. Y la palidez de los rostros era un toque romántico y no un problema. Y que a él le gustaría subirse a un autito chocador y estar enamorado. Mientras dice esto, lagrimea un poco (hace mucho tiempo que no tiene un momento romántico, su condición de monstruo no le permite abusar de la debilidad).”

Y también:

“Me llamó la atención tu inquietud por catalogar información y me acordé de eso que dicen, que el día que uno nace se impremen más libros en el mundo de los que uno es capaz de leer… Por supuesto que es una generalización muy mentirosa, porque habría que descartar las guías de ruta de los lugares que a uno no le gustaría conocer, las guías telefónicas, los libros Guinness…, las biografías de gente poco interesante y sobre todo: los libros de autoayuda.”

Texto condicionado de Andrea Zablotsky

[8/4/2002]


Andrea Zablotsky también se dejó picar por la propuesta de escribir textos usando sólo palabras con una misma inicial (que empezó aquí.). Escribe:

Mi mamá me mima

Mi mamá, Marta Molina, mata mosquitos mareándolos, mediante movimientos manuales. Mientras maneja, mientras mastica, mientras medita, mientras mira museos, mata muchos mosquitos.

Mientras más mosquitos mata, más miedo me merece.

Mi mamá me marcó mucho, matando mosquitos. Moraleja: mi mamá, mosquitera, me mortifica.

Menos mortífero, mi marido Marcos Martinez maneja micros mientras murmura mensajes maliciosos mirando “minones”, mujeres modelos, muy monas, meneando mínimas minifaldas, mostrando muslos. Modernas modelos mediáticas, mundanas. ¡Miércoles, Marcos: menos mirar! ¡Murmure menos y mímeme más!

[8/4/2012]

Días antes había posteado un texto de Luisa Axpe, todo con A.

Tal vez tenga que ir explicando que por esa época Blogger no tenía un sistema de comentarios. No había otro remedio que continuar los temas en otros posts, días más tarde, tras idas y vueltas por email. Esto también explica que a pesar de los amigos con quienes hablábamos bastante del blog, y del comienzo de vida social que estaba experimentando con otros bloggers, casi no hay posts con comentarios. Y cuando hay comentarios, son posteriores, de cuando mudé el blog a otro sistema.

Texto condicionado de Luisa Axpe

[2/4/2002]


Siguiendo una de las reglas que propuse en “Textos condicionados“, Luisa Axpe me escribe:

Duelo con A

Atacó al alba. Avanzaba agazapado, aspirando aire asfixiante.
í¡Alto ahí!
Angustiado, atendió. Amagó apaciguarse, aminoró.
Armas adormecidas ambicionaron ardor.
Aceleró, alcanzó a abalanzarse.
Astuto, alguien agredió antes.
Apenas alcanzado, abatido, amansóse.

Mail de Luisa

[21/3/2002]

Me escribe Luisa Axpe:

“Buscando aquí y allá entre tus criaturas de la web, me encontré con esto de los sinánimos y se me ocurrieron algunos:

“El sinánimo de ‘escola do samba’ es ‘murga’.

“El sinánimo de ‘samovar’ es ‘pava’.

“El sinánimo de ‘maldecido por los dioses’ es ‘ojeado’.

“El sinánimo de ‘mirar profundamente’ es ‘echar un vistazo’.

“El sinánimo de ‘tos’ es ‘carraspera’.

“El sinánimo de ‘crimen pasional con arma de fuego’ es ‘disparo accidental mientras limpiaba la 9mm’.

“El sinánimo de ‘fines herbes’ es ‘orégano y laurel’.

“El sinánimo de ‘estandarte’ es ‘banderín’.

“El sinánimo de ‘conmoción cerebral’ es ‘chichón’.

“El sinánimo de ‘misil atómico’ es ‘buscapié’.

“El sinánimo de ‘loft’ es ‘monoambiente’.

“El sinánimo de ‘anafe’ es ‘calentador’.”

[21/3/2012]

Sobre sinánimos ya hubo algo acá en MW+X: primero, después.

Hace veinticinco años que soy amigo de Luisa, quien hizo muchos aportes a la Mágica Web, a veces por mail, muchas veces en los comentarios. Aquí está su blog, cuyos orígenes recordó hace poco con un post encantador.

Mail de Silvia

[21/3/2002]

Me escribe Silvia Parisi:

“El monstruo que vive en la máquina y perturba la vida de los hombres se despereza y aconseja usar almohadas cervicales para dormir bien.”

Y también:

“Tengo una semana esgunfiada, no se por qué, pero la dejo que se exprese libremente.”

[21/3/2012]

Hace treinta y cinco años que Silvia y yo somos amigos. Es mucho más tanguera y lunfarda (adjetivo que acabo de inventar) que yo, de manera que la palabra “esgunfiada” suena normal en ella. El link fue un agregado mío, a un sitio donde había una definición, y ahora no anda. Pero encontré otro que sí.

Marcial Souto escribe sobre Jack Vance

[5/3/2002]

Marcial Souto vio la referencia a Jack Vance que hice hace un rato, y me escribe:

“Acabo de ver tu weblog y no puedo creerlo: ayer mismo estuve mirando el estado del ‘Vance Integral’. Qué sintonía. Y hace una hora hablé con una amiga argentina que vive en Londres y empezó a maravillarse con Vance después de leer Mundo azul: hace dos semanas me llevó a conocer Salisbury y me regaló Araminta Station.

“Me alegro muchísimo de que la música de ese hombre siga sonando en nuestras cabezas. Qué placer.”

[5/3/2012]

Seguimos siendo fans de Jack Vance, un gran escritor al que ni siquiera en el campo de la ciencia ficción se le da la atención que merece.

Vance cumplió 95 años hace unos meses. Lo último nuevo que publicó, hasta ahora, es una autobiografía:  This is me, Jack Vance! (2009).

El post de “hace un rato” está aquí en MW+X.