Propuestas atípicas para pasar el rato en situaciones aburridas,
divirtiéndose con la única ayuda de la propia mente. (Las primeras
cuatro fueron publicadas inicialmente en la revista El Periodista N°
231, Buenos Aires, 24 de febrero de 1989.)
En el ascensor. Cierre los ojos. Tome el ritmo con que se oye el ruido
corrrespondiente al paso de cada planta. Concentrándose en ese ritmo, intente
acertar el momento exacto en que se oye cada nuevo ruido.
En el subte. Aferrado a algún pasamanos, mire fijamente el suelo
e intente imaginar que el subte avanza en dirección contraria a la real.
La aceleración se transforma en frenada; la frenada en aceleración.
Las luces del túnel se reflejan de manera extraña, que obliga a
reinterpretarlas. Cuando el tren esté entrando a una estación, levante
la vista y disfrute con el momentáneo choque de los sentidos.
En el baño (para añadir a la colección de diversiones
ya existentes). Escuche con atención los ruidos que llegan de afuera: los
de su propia casa, los de la calle, los de otras casas. Sobre todo los más
tenues. Intente descubrir qué es lo que produce cada uno de esos ruidos,
quién es el responsable. Adivine qué ruido llegará a continuación.
En la cola (no importa de qué). Con ayuda de su reloj, controle
el tiempo que lleva la atención de cada persona que está antes que
usted. Detecte el batido de rércords: cuál es el más rápido,
cuál el más lento. Intente predecir el tiempo de atención
del que sigue según los elementos con que cuente (género, edad,
cantidad de papeles en la mano).
En la cama, con insomnio. Necesita uno de esos despertadores con números
rojos. Cuando los minutos cambian, cuente hasta 60 tratando de acercarse al ritmo
real de los segundos. Al siguiente cambio, trate de compensar el error. Sienta
el triunfo de lograr que un cambio lo encuentre muy próximo a 60.
Caminando. Mire atentamente el próximo cordón de vereda
que deba subir o bajar. Diez, quince o veinte metros antes, adivine con qué
pie lo cruzará. Con la práctica vaya aumentando la distancia.
En el bar, esperando a alguien impuntual. Sobre todo si hay un cierto
movimiento. Adivine cual de las mesas libres se ocupará primero. Adivine
cuál de las mesas ocupadas se liberará primero. Adivine qué
mesa va a ocupar alguien que entra. Busque más gente que, como usted, espera
gente; apueste si los esperados vendrán, y a qué hora.
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